Sinner y Alcaraz ya escriben su propia Biblia del tenis

0
10

Lo de ayer en Roland Garros fue mucho más que una final: fue la consolidación de una rivalidad que ya está marcando época. Carlos Alcaraz se llevó la edición 2025 del Abierto francés tras superar a Jannik Sinner en un partidazo eterno que combinó drama, técnica y épica en partes iguales. Fue 4-6, 6-7, 6-4, 7-6, 7-6(2) en 5 horas y 29 minutos de pura intensidad. Un partido que ya quedó escrito en la historia como la final más larga del torneo y que, más importante todavía, deja en claro que estos dos están destinados a chocar en este tipo de escenarios por muchos años.

El arranque fue todo de Sinner. Con un tenis prolijo, agresivo desde la devolución y muy fino con la derecha paralela, el italiano se quedó con los dos primeros sets, mostrando una frialdad tremenda en los puntos importantes. Parecía tener controlado el trámite: sostenía cómodo su saque y a Alcaraz le costaba entrar en ritmo. Pero si algo tiene el español es esa mentalidad de acero que ya lo caracteriza. Cuando estaba 0-40 y triple match point abajo en el cuarto set, sacó chapa de campeón, metió tres winners consecutivos y empezó a cambiar la historia.

Ese cuarto set fue el punto de quiebre. A partir de ahí, Alcaraz se soltó, empezó a dominar más desde el fondo y a encontrar ángulos imposibles. El tie-break fue para él y llevó la definición al quinto, con todo el estadio en vilo. El nivel que mostraron ambos en ese parcial fue altísimo. No se guardaron nada: intercambios largos, subidas a la red, drops milimétricos y una resistencia física que parecía inhumana.

En el súper tie-break final, Alcaraz fue una aplanadora. Cerró el partido 10-2 y se tiró al piso entre lágrimas. No era para menos: no sólo defendía el título, sino que lo hizo ante su principal rival generacional, en el templo de la tierra batida y remontando dos sets abajo. Ya con apenas 22 años, suma cinco Grand Slams y se empieza a acomodar en la mesa de los grandes.

Para Sinner, la derrota pegó fuerte, pero no le resta nada. Lo que mostró durante todo el torneo y en esta final lo posiciona claramente como uno de los mejores del circuito. Su evolución mental, la mejora en su saque y la solidez desde ambos lados lo convierten en un jugador completísimo. Lo dijo él mismo tras el partido: “Duele, pero esto me va a hacer mejor”. Y no hay dudas de que va a volver.

Jannik Sinner luego de la derrota en la final de Roland Garros 2025

Esta final fue un anticipo de lo que se viene: una nueva era que, si bien tiene varios nombres propios, gira cada vez más alrededor de estos dos fenómenos. Alcaraz y Sinner no solo son cracks técnicamente, sino que tienen cabeza, personalidad y hambre. Todo eso que hace falta para quedar en la historia grande del tenis. Y lo de ayer, en París, fue un paso gigante en ese camino.