Camilo Ugo Carabelli se plantó en Hamburgo y metió una victoria de esas que se festejan con ganas. En un partido súper parejo y bien de polvo de ladrillo, el porteño venció a Sebastián Báez por 6-2, 3-6 y 6-4 en poco más de dos horas y media, y se metió en los octavos del ATP 500 alemán. Ahora, sin descanso, le toca otro cruce ciento por ciento albiceleste: Tomás Etcheverry lo espera del otro lado de la red.

Fue un partidazo. Se notó que se conocen de memoria, de entrenar juntos, de los futures, de los challengers, de todo. Porque no se guardaron nada. Ugo arrancó muy firme, pero Báez reaccionó en el segundo y forzó un tercero que se jugó con los dientes apretados. Al final, el que logró cerrar mejor fue Camilo, que sigue sumando confianza en esta gira europea.
El otro duelo argentino fue para Tomás Etcheverry
Etcheverry, por su parte, también debutó con una sonrisa en Hamburgo. El platense venció a Francisco Comesaña en sets corridos, 7-6 (4) y 6-3, y mostró una versión bastante sólida. Así que ahora se viene un duelo argentino en octavos que promete: dos jugadores con estilos bien distintos, pero con hambre de seguir avanzando.
Y ojo, porque no son los únicos argentinos que andan dando vueltas por el torneo. Francisco Cerúndolo, que llegó como cuarto favorito al título, también arrancó con el pie derecho: le ganó con autoridad al español Pedro Martínez por 6-2 y 6-3. Si Fran logra superar a Jiri Lehecka en su próximo partido, podríamos tener un cruce 100% celeste y blanco en cuartos. Hamburgo, prácticamente una sede de la Legión 2.0.
Todo esto se da en la previa de Roland Garros, el gran objetivo de muchos de los nuestros. El segundo Grand Slam del año arranca el 25 de mayo en París, y se juega, obviamente, sobre polvo de ladrillo. Así que este torneo en Alemania no solo suma en lo anímico, también sirve como termómetro para ver cómo están llegando los argentinos a la gran cita francesa.
Por ahora, Hamburgo les sienta bien. Y si siguen así, quién te dice que alguno no termina levantando el trofeo antes de aterrizar en París.