Arrancó Wimbledon 2025 y el número 1 del mundo, Jannik Sinner, demostró por qué es firme candidato al título. En la Cancha 1 del All England Club, el italiano despachó a su compatriota Luca Nardi por un claro 6‑4, 6‑3, 6‑0 en apenas 1 hora 48 minutos.
Desde el primer game del match, Sinner impuso su saque, con efectividad superior al 80 % en primeros servicios, y construyó su camino basándose en su drive cruzado. Esa combinación le permitió neutralizar los intentos de Nardi de tomar la iniciativa y controlar los intercambios desde el fondo.
En el cuarto game del primer set logró la ruptura clave: leyó bien el segundo servicio rival y respondió con un revés profundo que le dio una oportunidad de break. En el punto siguiente, Nardi intentó un drop shot, pero Sinner desactivó la jugada y definió con una volea sólida para adelante.
Así, con el quiebre a su favor, cerró ese set 6‑4 en sólo 32 minutos, acumulando una defensa impecable de su servicio y lanzando un mensaje claro.
El segundo set fue una extensión de su dominio. Nardi intentó variar con slice y fue realzando su juego, pero Sinner ajustó la agresividad en los rallies y aumentó la presión en devolver. Consiguió otro break decisivo en un game clave que definió el parcial con un 6‑3, manteniendo la serenidad bajo un calor potente que llegó a los 32 °C.
En el tercer set, Nardi fue perdiendo piernas física y mentalmente. Sinner aprovechó cualquier error no forzado y cerró el parcial 6‑0, claudicando el match sin fisuras.
El dominio fue tan marcado que el número 1 mundial no enfrentó break-points y le impuso una lección táctica desde todas las esquinas de la cancha.
Con este triunfo, Sinner igualó un récord histórico: alcanzó la segunda ronda de Wimbledon por cuarta vez consecutiva, igualando a Guillermo Vilas en esa marca. Su próximo rival será el australiano Aleksandar Vukic, un duelo en el que el italiano buscará afianzar su nivel en césped.
Desde mi visión, Sinner utilizó una estrategia impecable: primer saque potente para mandarle la iniciativa a Nardi, revés cruzado profundo para controlar el rally y subidas puntuales a la red para rematar puntos decisivos. El quiebre en el primer set fue la bisagra: desde ahí, mantuvo el pulso y nunca dejó que el italiano levante.
También se nota la adaptación al césped: movimientos rasantes, timings bien ajustados para definir en una o dos pelotas y nivel mental firme. Este nivel, en un césped tan exigente y con calor extremo, lo posiciona como uno de los hombres a vencer en este torneo.