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    Independiente no se rinde: victoria agónica y un sueño que sigue vivo

    El Rojo cortó el invicto de 27 partidos del Malevo como local con un gol agónico de Montiel y se mantiene viva la ilusión de clasificar a la Copa Sudamericana 2026.

    En el Bajo Flores, y cuando parecía que el empate sellaba la historia, apareció Santiago Montiel, el número 7, para desatar la locura en el minuto 95. Con una gran definición de zurda tras una asistencia de Cabral, el delantero selló el 10 que dejó sin invicto a Riestra, que llevaba 27 partidos sin perder en casa, y alimentó la ilusión del Rojo de meterse en zona de clasificación a la Copa Sudamericana 2026.

    El encuentro fue parejo, cerrado y con pocas emociones en la primera mitad. Ambos equipos se midieron, con más fricción que juego. Sin embargo, en el segundo tiempo, el conjunto de Avellaneda, de menor a mayor en rendimiento empezó a adueñarse de la pelota y generar peligro. Abaldo había tenido una clara con un derechazo que Arce desvió de manera brillante, dejando todo encaminado a un 0-0 que no le servía a ninguno.

    Pero Independiente no se resignó. Ya en el quinto minuto de descuento, un lateral al área encontró a Cabral, quien descargó para Montiel, quien controló, giró y sacó un zurdazo cruzado imposible para Arce. Gol, desahogo y abrazo multitudinario.

    Así, el Rey de Copas volvió a celebrar de visitante y sumó su tercera victoria al hilo, una racha que lo mantiene matemáticamente con chances de pelear por un lugar internacional.

    Riestra, por su parte, dejó escapar un invicto histórico y vio esfumarse la posibilidad de acercarse a zona de Libertadores. Lo de Independiente, en cambio, fue un golpe anímico enorme, le ganó a un rival durísimo, mantuvo el arco en cero por tercer partido consecutivo y demostró que, pese a las dificultades, el equipo sigue soñando.

    Ahora, el Rojo deberá cerrar el torneo ante Central, con la calculadora en mano. Necesita ganar y esperar resultados, pero más allá de las matemáticas, lo que más entusiasma en Avellaneda es la imagen que dejó el equipo: serio, competitivo y con espíritu copero. Porque cuando parecía que todo se apagaba, Montiel encendió la esperanza.

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